En los primeros años del siglo XIX se produjo en Europa occidental una transformación económica nunca antes vista. La causa que motivó estos cambios fue la revolución industrial, fenómeno de industrialización acelerada, fenómeno de industrialización acelerada que se inició en Gran Bretaña durante la segunda mitad del siglo XVII y cuya base radicaba en la aplicación de una nueva fuerza mecánica a la producción y mas tarde al transporte: la máquina de vapor.
Entre los factores que contribuyeron a la aparición de este fenómeno de la
industria mecanizada hay que señalar los siguientes: 1. El deseo de mejoras
materiales; 2. Los avances técnicos en el terreno de la mecánica, de la hidráulica
y de la metalurgia; 3. La existencia de capitales disponibles para ser invertidos
en la industria; 4.la mayor demanda de mercancías; 5. Una provisión de materia
prima lo bastante concentrada como para permitir operar en gran escala; 6. Unos
medios de transporte que permitían la acumulación de existencias y la distribución
de los productos por diferentes mercados; 7. La existencia de una mano de obra
dispuesta a trabajar por un salario, adaptándose a los nuevos modos de producción.
A partir de entonces se emprendió
una atarea de expansión de la red de ferrocarriles, impulsada por la iniciativa
privada, ya que el Estado se limitaba a conceder las autorizaciones. También fueron
los capitales ingleses los que dieron su impulso inicial a los ferrocarriles en
el continente europeo, primero en Bélgica y después en Francia, países que habían
completado su red viaria a mediados del siglo. Junto con el desarrollo de los
ferrocarriles se pusieron en marcha notables adelantes en la construcción de
túneles y de puentes.