martes, 8 de agosto de 2023

¿QUIÉN FUE LEONCIO PRADO?

 Hijo de General Mariano Ignacio Prado (presidente del Perú en los años 1865 a 1868 y de 1876 a 1879) y de Doña María Valenzuela el 24 de agosto de 1853 en Huánuco. A los 12 años integró regimiento de Lanceros de La Unión con el grado de cabo, dejando el colegio a los 13 años de edad para combatir contra los españoles en el combate de Abtao, donde fue ascendido guardiamarina.

Participó en el combate del 2 de mayo (1866), donde ascendió el grado de alférez. A los 21 años marcha Cuba para participar en la lucha por su independencia, llamada “Guerra de los Diez años”. Estuvo entonces bajo las órdenes de Máximo Gómez y al lado de jefes como Antonio José Maceo, Guillermo Moncada y otros en el frente de Oriente. En noviembre de 1876, casi sin armas ni municiones, Leoncio Prado y otros 10 hombres capturaron el vapor español Moctezuma izaron la bandera cubana y rebautizaron a la embarcación con el nombre de Céspedes. Dos meses después en la Bahía de Bragman, en Nicaragua, el “Céspedes” es acosado por el enemigo, al verse acorralado fue incendiado antes que los españoles pudieran recapturarlo. 

Ascendió al grado de Coronel. Cuando tenía 26 años, estalla la guerra con Chile y regresó nuestra patria para defenderla formando parte de la Marina, del Ejército y de las guerrillas. Uno de sus hermanos Grocio Prado muere en la batalla del Alto de la Alianza, en Tarata es tomado prisionero remitido a Chile, desde donde retorna prometiendo no luchar más. Pese a su promesa marcha a Huánuco donde se une al ejército de Cáceres combatiendo como jefe de Estado Mayor del ejército del Centro.

Días después de la Batalla de Huamachuco (el 10 de julio de 1883), el coronel herido gravemente es tomado prisionero por los chilenos. Leoncio Prado es interrogado y condenado a ser fusilado. Solicitó que se llevara a cabo la ejecución en la plaza, con los debidos honores a su rango de coronel, cosa que le fue negada. Sería fusilado en su habitación. El 15 de julio de 1883 antes de su ejecución solicitó tomar una última taza de café. Enseguida dio breves instrucciones a la tropa sobre la trayectoria de sus disparos, pidiendo último deseo: el de ser el mismo quien diera la orden de hacer fuego al golpear tres veces la tasa de café. Se despidió enseguida de los oficiales chilenos, los abrazó y le dijo: “Adiós compañeros”. 

La habitación era pequeña. Al frente y al pie de la cama cuatro tiradores y detrás de ellos se pusieron los tres oficiales allí presentes. El coronel Leoncio Prado cumplió con dar la orden para la descarga. Es así como se truncó la vida de un joven de vida brillante y fecunda, de acción y de pensamiento; un héroe del Perú y de la independencia americana, uno de los héroes más resultantes de nuestra nacionalidad.

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