En la época incaica se estableció el 24 de junio con un día especial para
rendir homenaje y agradecer a la tierra por los frutos que recibía el hombre. Era
la fiesta del Inti Raymi que se celebraba en el Tahuantinsuyo, en la que se
adoraba el sol y se le agradecía sus beneficios ofreciéndole sacrificios. La
fiesta duraba nueve días y era encabezada por el inca, quien se encargaba de
hacer un especial y después venía regocijo general con una abundancia de
comidas y bebidas.
Esta celebración se revive hasta hoy en la ciudad del Cusco.
Posteriormente, mediante un decreto supremo promulgado el 23 de mayo de 1930,
el presidente Augusto B. Leguía instituyó el Día del Indio como una manera de
mostrar su preocupación por los hombres del campo, luego hubo un intento
desplazar esta fecha cuando el Congreso de la República de 1945 aprobó una ley
que instituía el 29 de agosto como el Día del Tahuantinsuyo, del indio y de la Grandeza
del Perú.
Pero al no tener mayor acogida el Congreso se vio obligado en el año
de 1949 aprobar una nueva ley restableciendo el 24 de junio como única
celebración oficial. Fue luego el presidente de Juan Velasco Alvarado quien
escogió el 24 de junio para promulgar la ley de la Reforma Agraria del país en
el año de 1969 y le dio la denominación del Día del Campesino fecha en la que
se rinde un merecido homenaje al agricultor.
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