Entre 1500 y 1600, la población europea aumentó de 80 a 100 millones de habitantes. Las causas fueron diversas: mejora de la coyuntura económica, menor impacto de las epidemias, etc. El crecimiento de la población trajo consigo un aumento en la mano de obra, haciendo crecer la producción industrial y agraria considerablemente.
Descubiertos nuevos territorios y mercados, el comercio sufre una expansión
hasta entonces desconocida. Los intercambios comerciales se intensifican y
hacen de la actividad mercantil una de las más pujantes, en especial en zonas
como los Países Bajos e Italia. A Europa acceden productos y bienes hasta
entonces inalcanzables, mientras que se exportan manufacturas a los nuevos
territorios colonizados.
En el plano de las estructuras económicas, la Edad Moderna se caracteriza
por el tránsito del feudalismo al capitalismo. La evolución de uno a otro
sistema fue desigual, progresiva y a menudo incompleta. El sistema capitalista
se diferencia del feudal, en que la apropiación de la plusvalía del trabajo
campesino por los señores de la tierra se hallaba jurídicamente reforzada por
lazos de dependencia personal.
El uso de la moneda, que tenia un gran poder liberatorio y facilitaba los
intercambios, se extendió. El sistema se baso en la moneda metálica, cuyo valor
se auto- respaldaba en su propio contenido material, consistente en plata, oro
o velón (pieza de cobre con una cierta aleación de plata). Así pues, existía
una correspondencia directa entre le valor nominal o de cuño de la moneda y su
valor intrínseco.
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