La derrota del ejército español en la batalla de Ayacucho, librada el 9 de diciembre de 1824, significó la Independencia definitiva del Perú y de América. El ejército patriota al mando del general Antonio José de Sucre, se olvidó de la superioridad numérica del enemigo y consiguió una victoria heroica que puso fin a más de 300 años de dominación española en el Perú.
Al promediar las 10 de la mañana, el ejército realista inició el fuego, Sucre se dirigió a sus hombres diciendo: “soldados de los esfuerzos de hoy, depende la suerte de América del Sur. Otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia” y de inmediato entraron en acción. En un inicio el encuentro favoreció los españoles comandados por el virrey La Serna, pero luego los patriotas con la moral en alto por el estímulo constante de sus jefes, consolidaron la ofensiva lanzándose contra el enemigo que comenzó a desorganizarse hasta tres horas después los patriotas alcanzaron la más grande victoria del proceso independentista.
La tropa española sufrió una gran derrota con 1400 muertos,
700 heridos y 2000 prisioneros mientras que los patriotas tuvieron 500 muertos
y 600 heridos. Finalmente se firmó la Capitulación de Ayacucho entre los
generales Antonio José de Sucre y el derrotado José Canterac, mediante la cual
se reconoce la Independencia del Perú y la desocupación de todos los
territorios que se hallaban en posesión de los españoles, se dice que este
documento se concertó en pleno campo de batalla.
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